Cásting para Oliver Ricci

El bar estaba atestado, las personas se juntaban en grupos mientras esperaban que alguna de las mesas del exclusivo local se desocupara. Oliver resopló con fastidio ante la muchedumbre dónde el lujo y la ostentación brillaban sin par,pero algo en la actitud de aquellos "nuevos ricos" como solía llamarles de modo despreciativo, le molestaba. El dicho de que aunque los monos se vistiesen de seda seguían siendo primates era su lema. Se acomodó la chaqueta de cuero y guardó las llaves de su convertible en el bolsillo pues él no necesitaba ostentar; era bien conocido en ese Bar y también en otros dónde su reputación de rompe corazones le precedía. Y él admitía que,además de beber un par de copas básicamente iba allí a conocer chicas. Mientras se abría paso hacia la barra notaba las miradas de algunas de ellas, los cuchicheos serían los mismos de siempre y, si eran caza-fortunas eso le añadía un plus extra al arte de seducir y fingir que se está encantado con quién se tiene al lado,para a la mañana siguiente desaparecer sin siquiera un adiós.

Mientras el barman le servía un Martini, observó a dos mujeres que platicaban unos metros más allá, ambas eran atractivas y tras un breve juego de miradas Oliver se acercó a ellas, vestían trajes ceñidos de telas brillantes pero éstos no eran chabacanos u excesivos. Al igual que él estaban ahí para divertirse un rato, tras invitarlas a unos tragos comenzaron a charlar de trivialidades, negocios, chismes y mientras la rubia se acercaba cada vez más a él, la pelirroja lo devoraba con sus ojos verdes. Oliver aguardaba antes de proponerles alguna cosa,en parte porque estaba estudiándolas. Por un momento pensó en la vida que llevaba, yéndose de juergas y seduciendo féminas como si el mundo fuera a acabarse. Para su familia él era la oveja negra, debía sentar cabeza algún día y recordó la época en que pensó hacerlo...Bajó la mirada y dejó de oír a sus interlocutoras por unos minutos mientras se sumergía en sus recuerdos. No siempre fue un cabrón con las muchachas, y su familia también se había sorprendido con su drástico cambio de actitud.

Una persona, que apareció en su vida y fue como si un huracán le hubiese absorbido, no pretendía enamorarse pero sucedió sin que se lo propusiera, y era una atracción mutua. Demasiada pasión, demasiada sincronía y lo mismo que comenzó maravillosamente terminó por cansarle. Su actitud cambió de un día para otro...Oliver recordó esa noche como si hubiese sido ayer en lugar de hace 5 años, las luces del apartamento compartido estaban apagadas y algo no andaba bien. Le llamó en voz alta y decidió marcar su número de celular, de inmediato la canción que conocía de memoria se dejó oír por el lugar pero nadie contestaba y optó por guiarse por la melodía llegando hasta el cuarto de baño. Allí un escalofrío lo recorrió de pies a cabeza y abriendo la puerta con suavidad vio la sangre en la bañera,en el lavabo y a quién había sido el amor de su vida en medio de todo aquello.

Cerró los ojos e incorporándose pidió la cuenta, ignorando a las dos muchachas. De pronto, ya no tenía ánimos de llevarse a nadie a la cama, no ese día.